Cada
persona es un mundo, sin embargo, cierto grupo de personas tienen pensamientos
y actitudes en común, provocando un grupo de personas que transmiten a los
demás sus ideas y sus proyectos, logrando que ese pequeño grupo vaya creciendo
hasta formar una sociedad. Las ideas y la conducta influyen sobre los demás y
estos se van adaptando y adoptando a esa sociedad.
Al
estudiar el desarrollo del ser humano, nos damos cuenta de que este aprende a
través de repeticiones o imitaciones de lo que ve y escucha. Es por esto que
adopta la conducta, cultura e ideología de la sociedad en la que se encuentra y
se ha desarrollado.
El
desarrollo social y el desarrollo de la personalidad avanzan unidos, siendo
productos de la interacción entre el medio socio-cultural y las influencias
biológicas, los cuales nos hacen ser a la vez semejantes y diferentes.
Cuando
una persona ha vivido en varias culturas y sociedades diferentes, tienen un
amplio panorama de la vida, ya que la formación y el desarrollo de la
personalidad ocurre durante toda la vida humana, de manera que las características
y regularidades distinguen al ser humano en cada período de su vida, y estas
están determinadas por las circunstancias socioculturales e históricas
concretas en las que transcurre la existencia de cada persona.
El
estudio del origen y desarrollo de la personalidad, tiene que ver con la
influencia social, toda lo que antecede al individuo, la cultura de la sociedad
en la que vive, y los grupos en los cuales se inserta o con los que de alguna
manera se relaciona. Se conjugan los factores externos e internos.
El
proceso de socialización se caracteriza por ser de carácter bidireccional, es
decir, por un lado se encuentra toda la influencia que ejercen los grupos y por
otro, la recepción activa que realiza el individuo.